Poco, muy poco a poco recorres su vientre, firme, esperado, nutriendo sus deseos con una mezcla de osadía y falta de pericia, cuando la torpeza de los dedos cobra vida salvajemente en los ojos que los guían y la boca se acerca impulsiva, cercana, resueltamente, a la sospecha de curvas inéditas y temblorosas que se agitan, a destiempo pero brillantes, calientes e infinitamente húmedas.
Piel firme, a uno y otro lado, en las caderas que inspiran, llaman, a gritos, observadas en el roce, sentidas y carnosas en su pleno dominio de lecho y voluntades que emergen descubriendose al amparo de las pocas sábanas que las cubren, en un instante plenas y en otro anfitrionas, olas que arrebatan silencio a las bocas y gemidos a los cuerpos.
Piernas en suave maniobra que te desborda, invita y reconoces que resistirla es insensato, ingeniería de presas donde fluye encabritada la marea que te podría ahogar con una sola caricia, te apresuras a dejar sentimientos en carne y concentras vida, apretada y firme, en lo poco de ti que aún te pertenece y penetras atrevida, lenta e inexorablemente en la tibieza de su geografía, aún por descubrir.
Cuerpos ejerciendo el impulso, necesario y rítmico que subraya momentos, vertiendo en tocamientos la espera del pleno auge, de la culminación no revelada y tardía. Manos que se arrebatan unas a otras, sensuales, impúdicas, palpitando en la fricción que les lleva a conocer, explorar y experimentar, llenas en los montes, embebidas en los valles, a contragolpe del deseo que invade tu propósito y te desarma.
Empapado en la comunión de los sentidos, vencido en la temeridad de la pasión que te domina y con la que dominas, fluyes, emerges y profundizas, ahondas y elevas en el vaivén del contacto y buscas, solicitas, la confirmación de tu fortuna y la reciprocidad de tu delirio en unos ojos que te miran seducidos y en una sonrisa que te cautiva, nuevamente.
What a woman wants is a reaction. What a man wants is a woman. (Charles Bukowski)