Cuervos

Cuervos, cuervos negros como la peste
aletean incesantes en derredor,
aletean y te saben caído,
cuervos grandes, cúmulos,
atisban tu mirada yerma
en su voraz vuelo en picado,
incapaz de distinguir una brizna
de misericordia en esos ojos,
ojos que condenan almas, la tuya,
ojos que ven pasado y futuro,
el que olvidas, el que temes,
ojos que te auguran, ojos negros,
tiemblas en la sombra de los cuervos
que se afanan por ocultar la vida,
cuervos que te preñan, bastardos,
de la semilla airada en el placer,
del agrio sabor del desprecio,
la desconsideración de las muecas,
cuervos y ojos, unos vociferan,
los otros callan pero los escuchas,
voces de cuervos te sobregritan
exterminando fe y creencia,
te sangran los ojos de los cuervos
en las cuencas desiertas, arrasadas,
cuervos con tus propios ojos,
tus ojos negros que te miran sin verte,
tus cuervos negros que ya ni te miran.