De repente un quebranto
y entre las manos nada,
no lo sientes, no te roza
y sigue retumbando en tu mente.
El frío azota tu mirada vacía
que se pierde desamada
en la fatiga de los días yermos.
En tus manos y de repente
te sobresalta la ausencia.
Hubiera pero no fuera, sido,
cierras los dedos, ni estás,
y sientes que no eras, ¿serás?.
Y entre tus miedos
te encuentras desnudo,
y ante tu desnudo te apenas
como penan tus ayeres,
como lloran desdichadas
las dudas que olvidas.
No eras, pero te reconforta ser
mientras te quiebras
y en tus manos, nada.