La brecha orgásmica

Antes que nada entendamos que significa la brecha orgásmica así que veamos las definiciones según la Real Academia de la Lengua Española.

  • Brecha: Rotura o abertura irregular, especialmente en una pared o muralla.
  • Orgasmo: Culminación del placer sexual

Por lo que se ve, para definir brecha los de la academia han necesitado 10 palabras, una coma, construir una pared (nada menos que en la edad media, que lo que son murallas hoy en día ya no se estilan) y más tarde contratar una cuadrilla de obreros para romper un cachito, eso sí, con forma irregular, no sea que se note mucho.

Lo del orgasmo ha sido mucho más sencillo: sexo – fin del sexo.
Un telegrama les ha bastado para explicar lo que nadie es capaz de hacer mínimamente bien, el sexo, para que luego no tengan que venir los albañiles a hacer paredes disfrazados de caballeros de la reconquista.

En fin, como no ha quedado muy claro te pones a buscar orgasmo en Internet y ahí sí que lo bordas, como ya no somos novatos le quitamos el filtro de niño bueno al Google y le dejamos que (pero por un día, eh, no vayáis a creer que esto lo hace uno día sí, día también, al menos no en años bisiestos que para eso hay más días), lo que decía, le dejamos a Google que nos enseñe cosas de sexo y aquí, nadie lo puede negar, la única brecha es la que tenemos los hombres entre el lóbulo occipital y el temporal (ya sólo el nombre es sexy, lóbulo, suena de lo más lascivo), perdón, a lo que íbamos, brecha en donde nos caben tetragigallones de bytes de vídeos sobre la perfección de las curvas en las mujeres y que precisamente desmienten categóricamente la mencionada brecha pues es imposible que con tanto
“ah, ah, uuh, sigue, sigue”
no estén ya en pleno orgasmo y en tan sólo 10 segundos, que es lo que han tardado en ponerse al lío, ríase usted de los preliminares, el tocamiento suave, las flores o las cenas a media luz.

Pero sigamos con lo de la brecha, que ahora toca disimular lo zoquete que es uno, la brecha se refiere a la diferencia (entiéndase en número que no en calidad, eso daría para otra disertación), diferencia de orgasmos que han ¿sufrido? las mujeres en la historia frente a los de los hombres, o sea que han ganado menos, como siempre y a pesar del interés que le ponen, no olvidemos que los hombres tampoco somos todos galanes de cine aunque nos sepamos de memoria los diálogos de garganta profunda y otras obras maestras del séptimo arte.
Así que ellas, históricamente, han tenido menos orgasmos lo cual es lógico: una encuesta entre las féminas relata que según ellas el acto sexual debe durar entre 7 y 13 minutos para que sea placentero, o sea orgásmico, sin contar lo que se tarda en encender las velitas, quitar el edredón y desatarse los zapatos (que no, que lo de dejárselos puestos por las prisas ya no se lleva), de modo que cronometrando lo que se tarda en decir:
Mmm, qué buena estás, ven aquí, ah, ah, aaaah.
Y para los más osados añadiremos un “Cuenca, ciudad turística” a mi me salen como un par de minutos los días buenos, con lo que al finalizar ¿ya?, el macho orgullosamente pregunta:
¿Te ha gustado, nena?
a lo que ella responde, totalmente convencida
Uuff, horrrooores, te lo juro, muy, muy intenso
y se queda pensando “A éste de pequeño le abrieron una brecha justo donde la empatía”.

Así que para reducir la brecha, la otra, que la de la cabeza es incurable, a ella no se le ocurre otra cosa que leer sobre sexualidad, que si posturas, que si tocamientos, que si la lengua, que si tu cuerpo es un abecedario, etc, etc. Y luego, luego va y decide llevarlo a la práctica, camisón de encaje, cenita pero muy ligera (os acordáis de que no somos galanes de cine?, pues ahí, a la altura del ombligo es donde más nos lo notan ellas), una miradita, todo perfecto, pero no contaba con que justo ese día, qué casualidad, había fútbol en la tele así que no le queda otra que reducir la brecha de un modo algo más drástico.
Amor mio, creo que me voy a la cama, me cambias las pilas del mando?
Claro, cariño. ¡Ostia, que mando más raro!.