Caer, y levantarse, a veces en sólo un instante, a veces durante demasiado tiempo. Golpeas el suelo y te dejas los huesos, y parte de tí, algunos miedos y toda la sensatez.
Demasiada cordura, la que te faltaba, mucha temeridad, esa que te sobraba. Y lo peor es que lo presientes, ves que va a venir, ajustas el paso pero no lo consigues del todo.
Exceso de valentía, irreal y provocada, determinante para el tropiezo.
Te la pegas, con todas las de la ley y lo sufres pero es bueno, reconforta saber que tu humanidad es perpetua, no la puedes perder de vista, así sin más, te acompañará mal que te pese.
Un poco de ayuda y te hiergues, sabes que puedes continuar y llegar, sabes que no duele, y seguirás dando pasos firmes que te lleven, cada día mejores, y harán que te sientas bien.
Pero mejor que no se repita.
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