Algo que no puedes retener entre los dedos amordazados.
Lo presientes bajo las uñas, pegado a la carne y te giras a contemplar dónde va, por qué te rehuye y si es verdad que no es tuyo.
Arañas su piel, hasta que te sangra el alma y te pierdes, juegas a volver y renacer, a veces tiemblas de ira mientras te deja y no lo evitas.
No puedes evitarlo.
Amaneces con fría sensación, intentas envolverlo en necesidad, en cotidianidad, en costumbre, pero no lo reencuentras, ha pasado.
Añoras un gesto perdido, un abrazo, una palabra inequívoca y el viento te azota con la pasividad del que sabe que no importa pues no es el momento, el mismo momento.
Intentas que tu sobriedad envuelva un hálito de esperanza, de porvenir, de seguridad, más allá de lo que te conmueve.
El instante que deseas, el segundo que te desborda ya no está ahí.
Ha pasado ya, hoy, ahora, antes.
Y no puedes recuperarlo.
It’s all the same fucking day (Janis Joplin)