Tienes razón

Juntó fuerzas para asentir de nuevo, dictaminó que la razón otorgada no era una huída hacia adelante si no la comprensión de lo que era imposible de entender, y por imposible no entendía pero asentía.

En su inconexión con la realidad circundante observó que las palabras se agolpaban en sus oídos, esperando una escucha que nunca se realizaría, simplemente había desconectado, por no oír.

Mientras observaba gesticulaciones, tan diversas como desalentadoras, su mente quiso viajar y alejarse del trance, mantener una ligera, apenas perceptible separación, que no fuera evidente, que no fuera observada y menos aún interpretada.
Y tuvo la osadía de embarcar en un, unos sueños, tan breves como breve era el lapso de su silencio, pero que insuflaba de vuelta la querencia que le abandonaba a tramos, le devolvía la convicción de lo pasajero, le otorgaba un respiro.

Sabía que no era eterno, no podía serlo, por favor. No le cabía la menor duda de que en poco, y a poco que lo intentaran, volvería, sería la de siempre y podría sentir nuevamente lo que tanto, tanto le provocaba y amaba.

– Tienes razón, Julia.
– Pues claro, pero es que nunca me escuchas, parece que hable sola. Pero a ti no te importa. Es igual, voy un momento a la tienda para que reflexiones, me he quedado sin compresas.

Humor is reason gone mad. (Groucho Marx)