Hace frío aquí arriba,
en el trapecio de las verdades.
Callo lo que nunca dije ni diré.
Arlequín me baila, Pierrot me susurra.
Me imagino volando,
columpiándome sin red y sin trapecios
de cuerda en cuerda, altas, altas.
No supe llegar arriba,
no supe abandonar las fauces
de las alimañas en el foso
y no consigo
abrazar a la trapecista.
No tengo red ni sé volar,
no sabía cuál era su sueño,
triste y perdida
la trapecista me imaginó a su lado,
caminé sin verla
era demasiado alto, no supe llegar
y había cocodrilos, leones y elefantes.
Ojalá no sea nada,
ojalá no quede nada.
Vida y olvido.
Cuando caiga al vacío,
tiempo de reír, sonreír,
Aráñame con uñas de porcelana
entre las manos vacías,
no fui capaz de reír sin miedo.
Hubiera querido tan solo una sonrisa
y no fui capaz,
entre las no sonrisas me falta el aire
y pretendo sin tener ni idea.
No fui capaz.
No había nada, nada.
Y en la nada el dolor se difuminaba.
Dejaba las manos rotas
Llenas, repletas de nada.
Unas gotas de vino blanco
en las que nada es real,
y todo te envuelve.
Triste en mi podredumbre
ojalá no haya nada,
no sea nada.
Ponzoñosamente ciertas,
la vida y el olvido,
dos letras y pocas palabras más,
dos, ni tú ni yo, pero dos.
Ojalá encuentres tu tú
mientras mi yo me abandona.
No siempre puedes tener
lo que quieres, y yo,
yo no puedo tener
mi tiempo de perder.
Irá, iré, pero no vendrá.
No lo veo, por mucho que insistas no lo veo.
No veo que puedas amar
sin romper tus uñas de porcelana.
No lo veo, no puedo mirarte.
Todos y ninguno,
mis sueños vacíos
en habitaciones vacías.
Una cama y un dintel,
la gloria de un adiós.
Furtiva en la recepción,
habitaciones vacías.
Apenas una cama y un dintel,
vacíos, y un adiós.
Recógeme en recepción,
dile al botones
que pierda mis maletas
y tú, aléjate de la puerta.
Folclórica de la nieve,
ventisca del carbón.
Siento la rabia
el éxodo de mis huellas
entre tus carnes olvidadas.
Lástima, sin dama, sin pudor,
cualquiera es mejor que tú,
cualquiera es mejor que yo,
pero vente y piérdete, conmigo,
arrebata un ápice de amor
donde el árbol ya marchitó
y colúmpiate conmigo
aquí arriba, sin red ni miedo.