Sabes que me es imposible,
que no acierto a decirlo como esperas,
que probablemente esté equivocado
aunque insista en dudar.
Me atormentan los mensajes,
la respuesta, o la falta de respuesta,
un guiño, una risa, eres tú de verdad?
Intento leer entre líneas, adivinar,
evocar finales de frase, y no puedo.
Este juego no se me da bien,
demasiadas fichas, y pocos dados
para que nunca salga un seis.
Espero que sobrevenga una respuesta,
que al otro lado, mi deseo,
ese pálpito por el que vivo
y recojo bocanadas de inquietud
se muestre no ya receptivo si no
infatigable, alardeando de prosa
breve e ilustrada, emotiva,
acorralando la tinta en limitados
y corregidos mensajes,
quizá incompletos, quizá compactos,
pero puntuales, sin dilatar la experiencia,
con la inmediatez que el medio otorga
y yo fervientemente ruego.
La impaciencia me sobresalta,
el anhelo de conocer, conocerte,
se amontona entre mis dedos,
pretendo nuevas palabras
y solo obtengo aún más dudas.
Busco fechas, confirmaciones,
me pierdo entre símbolos, colores,
cuando tan solo quiero letras,
unas frases, gastadas o simples
pero tuyas.
A destiempo o inmediatas,
me basta con que lleguen.
Si te llegan las mías.